MACHU PICCHU

Ir a Machu Picchu es lo básico del Perú. Todos tenemos grabada la imagen de la ciudad inca perdida con el Wayna Picchu detrás, nubes y montañas, así que la expectativa es alta y uno realmente se emociona -todos abordo del tren lo estaban- con la idea de poder estar ahí.

El viaje inicia en tren, sumamente temprano y el recorrido dura varias horas. El paisaje va cambiando, de boscoso y frío a templado y tropical, mientras, el río Vilcanota va paralelo a las vías del tren por un buen trecho.

El tren arriva a un lugar llamado Aguascalientes y de ahí se tiene que abordar un bus que te lleva al lugar. Todo es un caos una vez arriba, los guías gritan como desesperados para reunir a su grupo y hay aglomeraciones en la taquilla. Sin embargo de la ciudad nada, no hay nada que delate que estamos a unos metros del lugar.

Uno ingresa al sitio y hay un corredor que bordea el precipicio, con vista al pueblo y a la estación de ferrocarriles, empiezas a girar sobre el camino y... ahí está, finalmente Machu se hace presente.