LIMA

MIRAFLORES

Lima resultó ser una agradable sorpresa. No tenía idea de lo que podría encontrar en este lugar; no sabía acerca de su arquitectura, gastronomía, puntos de interés, etc., así que la ciudad con la que me encontré fue por demás encantadora.

Para empezar es una ciudad detenida en el tiempo, todo se ve viejo y/o retro, como si fueran los años 80 del siglo pasado. El primer cuadro del centro histórico luce impecable, sin embargo saliendo de esta zona todo tiene un aspecto derruido y antiguo. Caminando se encuentra uno con calles llenas de talleres y balcones de madera a punto de caer, el color predomina en las construcciones y el clima es seco, pero con brisa que proviene del Oceano Pacífico.

La ciudad es limpia y existe una gran cantidad de áreas verdes y lugares para el encuentro ocasional, la gente es amable y divertida, orgullosa de su pasado prehispánico y platicando con ellos uno reconoce ese sentido de libertad y oportunidad (muchas veces frustrada) que se abre ante el país al caer el Sendero Luminoso y un gobierno que dejó sinsabores.

Este punto lo recorrí en su mayor parte sólo, algunas veces con el compañero ocasional extranjero (recuerdo a Elliot, un sudafricano) y otros más con los que caminas unas cuadras, Georgette, que me dio a probar maka, chuchuhuas, pisco y el "rompecalzones", todas bebidas y Vanessa, la guía del city tour, gente con la que intercambias información y pides recomendaciones.

En conclusión, Lima es la oportunidad que se presenta a pesar de la adversidad.